¿Una lucha de David contra Goliat?

Entrevista con Alfonso Martínez

Por: Adrián Saturnino Bucio Huerta

Nota del editor: En el periodismo, el contexto determina los tiempos de publicación. Esta entrevista se realizó en el mes de abril pasado, cuando apenas comenzaban los tiempos de campaña. Durante ese lapso y hasta hoy, en Cero60 decidimos que no tenía caso ofrecerla a los lectores, si acaso no sucedía algo sustancial, como hoy, en que el triunfo del candidato independiente, ex militante del PAN, es casi un hecho y por ello sus palabras, sus respuestas, cobran una dimensión periodística mayúscula, que no tenían meses atrás cuando ninguna encuesta, sondeo o estudio de opinión, le daba posibilidad alguna a Martínez Alcázar. Su crítica a los partidos y en específico a Acción Nacional, adquieren un profundo compromiso para alguien que gobernará con el mote de “independiente”. Aquí la entrevista.

Al interior de un local improvisado como oficinas donde predominan los tablones de madera que simulan mesas de trabajo, encuentro a un hombre alto, de piel blanca, manos alargadas, cabello lacio casi rubio, un par de ojos color verde sobre su nariz. Es Alfonso Martínez Alcázar, hasta hace unos meses militante del Partido Acción Nacional, hoy candidato independiente a la Presidencia Municipal de Morelia. A su lado, juegan sus dos hijos pequeños que no tienen la pinta de ser “unas peritas en dulce”. Los miro con cierto recelo, por las posibles interrupciones a la entrevista.

image12Sonriente muy sonriente siempre, me invita a sentarme, enciendo la grabadora y pregunto:

¿En un país como México, donde históricamente sólo se obtienen puestos de elección a través de los partidos políticos, qué significa para Alfonso Martínez una candidatura independiente?

Significa la oportunidad de participar sin un partido político. En donde pones a consideración de la ciudadanía las características de una persona o un equipo.

¿Las candidaturas independientes podrían ser una solución para nuestra democracia que no se consolida?

Yo creo que se puede considerar como un gran avance para nuestro país y para nuestro sistema democrático. Y aunque es muy difícil y es inequitativa la lucha de una candidatura independiente y un partido político, creo que es un avance y es algo que se debe de perfeccionar.

Lo sabía, cada cierto tiempo, los hijos del candidato interrumpen, preguntan cosas, exigen, piden… no queda más que pensar la trillada frase: “son niños”. Levanto un poco la voz para exigir yo también un poco de atención y que no se rompa el hilo de la charla.

Alfonso Martiėnez recorre Tiripetiėo 2Los requisitos para ser un candidato independiente son tema para el debate. Algunos plantean que son exigentes debido a que un gobernador debe de tener la suficiente capacidad y poder de convocatoria para poder cumplir dichos requerimientos. Otros defienden que los requisitos son muy severos y casi imposibles de cumplir. Señor Martínez, ¿usted qué opina?

Sí, son excesivos. Quiero decirte que lamentablemente en el congreso no se pudo poner una ley más flexible, una ley menos estricta y una ley más pareja. No se pudo hacer más. Sin embargo, yo presenté una iniciativa de ley para poder cambiar esos requisitos y que fuera más parejo (…) No será una batalla justa pero tendremos que conseguir, poco a poco, que pueda serlo.

El ex militante del PAN parece tener las respuestas aprendidas de memoria, no titubea, sabe bien que el discurso será importante para convencer a un electorado acostumbrado a tachar logotipos en las boletas. Es curioso que una persona que permaneció tantos años en el Partido Acción Nacional, lo haya abandonado un año antes de las elecciones bajo el argumento que el partido no atendía las necesidades de la gente.

Señor Martínez, si según sus propias palabras, la partidocracia es deshonesta, vieja, caduca, tramposa, miedosa, convenenciera, aprovechada y cobarde… Entonces, ¿por qué perteneció tantos años al PAN?

Primera vez que Alfonso Martínez perdió la sonrisa y se puso un poco serio. Como si el su muro inquebrantable de confianza, seguridad y buen humor que parecía rodearlo desde mi llegada a sus oficinas, de pronto se tambaleara un poco. Pero no me atrevería a decir que estuviera desprevenido ante la pregunta.

Yo estuve tratando de cambiar esas cosas –respondió–. Yo creía que el Partido Acción Nacional era un partido en donde se podía abrir las puertas a la ciudadanía y en donde se podía participar. Traté de que las cosas cambiaran desde ahí. Pero finalmente al abrirse la posibilidad de que hubiera una candidatura independiente decidí quedarme del lado de los ciudadanos y seguir luchando.

Otra frase que también usted ha dicho es que “desafortunadamente el PAN se ha convertido en lo que criticó por 70 años al PRI”, ¿a qué se refiere?

Muchas cosas que el PAN criticó después las hizo. El PAN nació de los ciudadanos y finalmente se alejó de ellos. El Partido Acción Nacional nació y creció siendo un partido democrático y dejó a un lado la democracia.

Cuando usted renunció al PAN dijo que lo había hecho debido a que los partidos políticos no atendían las necesidades de la sociedad, ¿cómo cuáles?

Bueno, pues principalmente que la ciudadanía no ha visto reflejados sus intereses en los partidos. Los partidos son un medio para la democracia, sin embargo, para poder servir a la ciudadanía primero está el interés del partido y luego está el interés de la ciudadanía (…) Cuando salí del PAN muchos partidos me invitaron, pero mi respuesta siempre fue que yo no había salido de un partido político para entrar a otro.

La lucha entre las candidaturas independientes y los partidos políticos parecen una pelea entre David y Goliat. Los partidos están temerosos de que los ciudadanos les quiten el poder. Imposible saber si los candidatos que renuncian a sus partidos –por el motivo que sea-, tendrán posibilidad de enfrentar a un sistema burocrático que parece renovarse cada tres o seis años, sin importar qué partido o qué personaje de la vida política sea el triunfador. Lo importante es que las cosas, como lo nombra Alfonso Martínez, cambien de fondo y no sólo de forma o de rostro.

Termina la entrevista. Carga a sus hijos y sale de la oficina donde hay unas treinta personas que lo esperan, le aplauden, regresan las sonrisas amplias. Veremos cuál será el veredicto de la ciudadanía.

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