Por Adid Jiménez
Una hilera de tripiés en primera fila. Varios camarógrafos esperan el inicio de la pasarela de candidatos mientras hacen equilibrio para no caer en la pequeña fuente que está detrás de ellos. Todos los aspirantes a la gubernatura de Michoacán habrán de pasar, uno por uno, ante un nutrido grupo de líderes migrantes que los convocaron para conocer las propuestas con las cuales pretenden sacar al estado del mal momento en el cual se encuentra.
Se trata del Foro Binacional Migrante Michoacano 2015, un espacio en el cual los michoacanos que debieron pasar a Estados Unidos en busca de una mejor vida invitan, consultan y cuestionan a los principales actores políticos del estado.
Manuel Antúnez Oviedo es el primero. El aspirante de Movimiento Ciudadano (MC) permanece sentado mientras habla de sus propuestas. Ofrece un acercamiento con los clubes de migrantes, encontrar el modo de obtener mayores recursos. Cada candidato subsecuente hará hincapié en el mismo tema: sin el dinero que los paisanos envían a sus familias, la economía del estado y del país no sería la misma.
Ahí radica la importancia de charlar con ellos. Muchos no podrán votar para elegir al próximo gobernador (o gobernadora, ya que hay dos mujeres que aspiran al cargo), sin embargo podrán convencer a sus familias en Michoacán de sufragar a favor de tal o cual color. «Éste me prometió esto, por allá ofrecieron aquello, lo mejor sería elegir tal color».
Antúnez Oviedo recita su discurso de memoria. Le dice a los representantes de los migrantes michoacanos radicados en Chicago, en Orange County, en buena parte de California, que no admitirá la corrupción en su administración. «Es más, al que robe no sólo lo vamos a meter al bote (sic), también lo vamos a obligar a que devuelva todo lo que se llevó». Pausa para celebrar la propuesta recién hecha.
A todos los candidatos los interrumpen con sendas ovaciones durante sus discursos, clara muestra de que cuentan con apoyo en el recinto, y si entre los presentes no hay quien lance vítores, entonces los aspirantes llevan a su propia gente para asegurarse de que habrá aplausos. No es difícil identificar a los «espontáneos»: la mayoría de los que aplauden son jóvenes y portan alguna prenda que los identifica como miembros del equipo de campaña de tal o cual candidato.
Silvano Aureoles Conejo es el siguiente en el orden del día. Su entrada es triunfal: dos camionetas rotuladas con su rostro pasan antes de que el aspirante baje de su vehículo blindado. Su convoy se estaciona en un sitio prohibido mientras al ex alcalde de Zitácuaro lo saludan de mano varios de los asistentes al foro.
A pesar de ser el abanderado del Partido de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT), Encuentro Social (PES) y Nueva Alianza, en el cartel sólo aparece «Silvano Aureoles Conejo. P.R.D. 10:00 a.m». El candidato decide no sentarse, él hablará de pie. Muestra a los asistentes varios documentos, les dice que se trata de sus propuestas. La más concreta para ellos: puestos públicos que serán ocupados exclusivamente por migrantes. Aplauso inmediato, motivado en gran medida por un grupo de jóvenes que llegó con Silvano y que se fue junto con él.
Mientras Aureoles Conejo habla, en un salón aledaño al patio central del hotel Alameda, sede del foro, Luisa María Calderón Hinojosa, mejor conocida como Cocoa, habla ante los medios y les cuenta qué tal le ha ido en su campaña. Varios municipios recorridos y muchos otros por recorrer, aunque esta vez la seguridad es más discreta para la candidata: sólo un par de escoltas miembros del Estado Mayor Presidencial.
Los organizadores evitan a toda costa el encuentro entre la abanderada del Partido Acción Nacional (PAN) y Silvano Aureoles. A ella le piden que rodee el patio por la derecha (¿por dónde más podría ser?), mientras que a su contrincante lo invitan a salir por un pasillo hacia la izquierda. No hay saludo, ni abrazo, ni cruce de miradas. Tanto los candidatos como los ciudadanos deberán esperar al primer debate, que será celebrado en pocos días.
Cocoa le propone a los migrantes la instalación de un módulo de atención en el aeropuerto internacional de Morelia. Agrega otra idea: que ella, Luisa María de Guadalupe Calderón Hinojosa (nombre completo de la candidata el cual consta en su declaración patrimonial), será la única responsable de la policía estatal. La panista dice «no más» a los cuerpos policíacos municipales para tener una sola fuerza en todo Michoacán.
María de la Luz Núñez Ramos llega tomada del brazo de su esposo. Trascendió hace poco que su marido, Arturo Martínez Nateras, puso en remate algunos terrenos para obtener recursos extra para la campaña de la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Los escoltan un par de mujeres de mediana edad que abren paso con una eficiencia que envidiarían los mejores guardaespaldas.
Mientras Cocoa se despide de los migrantes y Núñez Ramos atiende a la prensa, en la recepción Silvano Aureoles posa para la foto con el personal del hotel, especialmente con las mujeres. Al menos dos fotógrafos de su equipo y un camarógrafo captan esos momentos. Luego cruza la calle con todo su séquito y decide sentarse un momento en un café antes de retomar su agenda del día.
La abanderada de Morena afirma sentirse segura durante sus giras. «¡No, yo no quiero seguridad del gobierno federal!», confiesa a los reporteros. «La misma gente me cuida, yo por ahí los veo…». Poco antes, su chofer intentó mover una motoneta que le impedía estacionarse en un sitio prohibido. No pudo.
-Pero algunos candidatos aseguran que han decidido aceptar la seguridad del gobierno federal por la inseguridad que se vive en el estado.
-Eso es porque hay lugares a los que no pueden entrar. Los que iniciaron una guerra absurda no son bienvenidos en esos municipios-. Así remata Núñez Vega mientras un grupo de voluntarios reparten folletos con su tesis acerca de la migración y varios ejemplares del libro «La mafia nos robó la Presidencia», de Andrés Manuel López Obrador.
Un par de fotógrafos apuestan a ver si Núñez Vega y López Obrador consiguen abarrotar la zona del Obelisco a Lázaro Cárdenas en el mitin de este sábado en la capital michoacana. Eso se sabrá en poco tiempo.
Sólo faltan dos candidatos por atender el foro. José Ascención Orihuela Bárcenas es el penúltimo de ellos. Abanderado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Verde Ecologista de México (PVEM), acude a la cita con traje gris y corbata roja. Varios lo saludan en el breve camino desde su camioneta hasta el patio del hotel. «Saludos ingeniero», «¿se acuerda de mí? Soy tal, de Maravatío». Chon, como es conocido, saluda y asiente en medio del tumulto.
Chon lee una docena de cuartillas. Apenas levanta la mirada. Acusa al PRD y al PAN de ser los causantes de la crisis en Michoacán. Nada dice sobre Rodrigo Vallejo. Por fin termina y vienen las preguntas de parte de los migrantes. Un hombre le increpa sobre los apoyos federales que obtuvo a través de un programa de ayuda al campo. Los asistentes le gritan: «¡ese ni es migrante!». Orihuela simplemente no responde la pregunta.
Cerca del acceso al hotel, un hombre de traje gris oscuro y corbata guinda espera con cierta impaciencia. Es el último candidato: Gerardo Dueñas Bedolla, abanderado del Partido Humanista. Chon se ha excedido en el tiempo, se tomó más de los 30 minutos que cada uno de los aspirantes tenía para charlar con los migrantes.
Dueñas Bedolla toma su lugar ante los asistentes. Leen su currículum y el candidato toma el micrófono para hacer las primeras correciones: no es egresado de la Universidad Michoacana, sino de la Autónoma de México. Además, tiene dos doctorados y una maestría. De inmediato recibe una disculpa de parte de los organizadores.
Luego de eso, el candidato humanista dice a los asistentes que ha trabajado en distintas dependencias y por eso conoce la situación de los migrantes en este y otros países. «Yo mismo lo fui, todavía tengo mi green card». Para ese momento la mitad de la prensa ya no está en el lugar.
Concluyen las participaciones de los candidatos y los migrantes se llevan muchos temas en los cuales pensar: desde la idea de que aporten más recursos a la entidad para sacarla adelante, hasta la propuesta de recibir ayuda y protección del gobierno de Michoacán, estado que abandonaron desde un principio justamente por la falta de oportunidades.
