Nunca voy a pedir perdón al gobierno que dejó a los michoacanos en manos del crimen: Hipólito Mora

A tres años de la insurrección, el movimiento sigue vivo (segunda parte de la entrevista)

Por: Juan Luis Pérez

Fotografía: Jacqueline Ramírez Ramírez

Desde los inicios del movimiento autodefensa, hace ya tres años, diversos periodistas, investigadores y ciudadanos de todo el país (e inclusive de otros países) tenían la misma pregunta en mente al ver a un gran número de civiles fuertemente armados en las afueras de los poblados de la tierra caliente michoacana: ¿de dónde sacan las armas? ¿Quién los está financiando?

A pesar de que los líderes del movimiento se empeñaron en decir a los medios y a la población que dichas armas quedHipolitoP2(1)aban abandonadas en medio de los campos de batalla donde se habían enfrentado a los miembros del crimen organizado o que muchos de ellos ya las poseían desde antes del levantamiento armado, investigadores y periodistas llegaron a publicar diversas teorías del origen de las armas y el financiamiento de los grupos comunitarios, destacando aquellas que mencionaban el apoyo de grupos del crimen organizado, que buscaban únicamente quitarle la plaza a los Caballeros Templarios, o sugiriendo que el Gobierno Federal habría armado a grupos de civiles con el objetivo de erradicar a los Caballeros Templarios.

Hasta ahora se desconoce la respuesta a dichas interrogantes, pero Hipólito Mora, líder fundador de los grupos de autodefensa en Michoacán, amplió un poco más el panorama al contestar en la entrevista a este medio.

A continuación, la segunda, de cuatro entregas de periodicidad semanal, de la entrevista que este medio realizó a Hipólito Mora, donde se desarrollaron temas sobre el origen, el presente y el posible futuro de los movimientos autodefensas.

-¿Quién armo a los grupos de autodefensa? Hipólito Mora permaneció en silencio por un par de segundos mientras me miraba fijamente, acto seguido soltó una pequeña risa y tras un suspiro…

-“Medio tengo conocimiento, pero no lo puedo hacer público. Ya la prensa sabe quiénes, el gobierno sabe quiénes. Ya lo saben, está todo archivado, porque cuando nació esto, llegaron los periodistas que yo convoque y desde entonces no se despegaron, sobre y sobre, detrás, nos fueron conociendo  a todos los líderes que fueron apareciendo después y la prensa tiene todo, la prensa sabe quién pertenece al crimen organizado y quién no.

“¿Por qué saben? Una vez dijo Alfredo Castillo que yo sólo levanté a este pueblo de tres mil habitantes, son como treinta mil pero me quiso dañar con eso. Nunca se imaginó que esa declaración en un futuro me iba a servir a mí. Aquí nació, el mismo día en Tepalcatepec, el mismo día yo los invité, el mismo día pero noso tros si fuimos y le ayudamos a otro pueblo a crecer. A Buenavista, a otro pueblito pero cuando aparecieron los demás líderes, las ofertas que me hicieron a mí, se las hicieron a otros. Las aceptaron y le dieron entrada a toda la delincuencia organizada, por eso ‘La HipolitoP2(2)Tuta’ les tiraba tanto en la televisión, les tiraba tanto de traicioneros. Y precisamente por eso nosotros ya no pudimos salir en las caravanas a liberar más pueblos. Porque todos ellos eran enemigos de nosotros, todos los que se estaban haciendo pasar por autodefensas. Era puro Templario.

“¿Y Don Hipólito dónde? En todos los pueblos me querían conocer a mí, pero lo que no sab
ían era por qué yo no iba con ellos. En cada pueblo que iban supuestamente a liberar, los mismos jefes de plaza y sus sicarios ponían la playera de autodefensa. Entonces los mismos ciudadanos honestos de los pueblos se le acercaban al Ejército o a la Policía Federal y les decían: ‘Oigan, ¿por qué le pusieron la camisa de autodefensa a ellos si son los templarios que estaban?

“El gobierno sabe que yo encabecé un movimiento limpio, honesto. Si yo les pido perdón a ustedes o le pido perdón al gobierno, es porque yo sé que hice las cosas mal. Porque yo sé que los engañe, porque yo sé que fue mentira. Porque yo sé que el gobierno sabe bien que yo hice mal las cosas. Entonces, he dicho en unas entrevistas, yo nunca voy a pedir perdón a quien no he ofendido, nunca le voy pedir perdón a quien me ha lastimado. Nunca le voy a pedir perdón al gobierno que por doce años nos dejó solos a todos los michoacanos en manos del crimen organizado. ¿Por qué les voy a pedir perdón? El gobierno tendría que pedirnos perdón a todos los michoacanos, perdónenme por no haber hecho algo por ustedes, perdónenos por haber dejado a un gobernador corrupto en Michoacán, a dos o a tres y que se aliaron con el crimen organizado y que nosotros pudimos haberlos detenido y meterlos a la cárcel. Y no lo hicimos, por eso hubo tanta muerte, les pedimos perdón a los michoacanos por haberles dejado a esos gobernantes. ¿Quién les tiene que pedir perdón, los michoacanos o  el gobierno a los michoacanos?”

-¿Cómo era la relación con otros líderes autodefensas?

-“Con algunos muy poquitos, buena. Con los que yo sabía que era puro cuento chino, en las reuniones sólo ‘hola’ y hasta ahí, pero sentía la presión que había entre nosotros, a mí me daba coraje verlos y a ellos también sobre mí. Nunca fue una relación buena aunque en la televisión, en los medios de comunicación parecía que sí, había un distanciamiento pero grandísimo pero nunca lo podía hacer público”.

-¿De quién fue idea la alineación de los diversos líderes de grupos de autodefensas en un consejo general?

-“Del gobierno. El gobierno nos convocó. Esa reunión del famoso consejo, que dónde se formó el consejo michoacano de autodefensas y todo, nunca la hubo. Yo nunca estuve ahí. Algunos líderes lo platicaban en la televisión, todo falso. Fue que ellos mismos se acomodaron y que eres tú, y que hacemos esto y esto y el gobierno de acuerdo con ellos.

“Yo le decía a Alfredo Castillo: ‘Aquí dónde estamos están los principales líderes de los Templarios, unos entre los más importantes, aquí están en la reunión, están platicando con usted, ¿cuándo los va a detener?” La primera vez que se lo dije, me dice: ‘¿Y cuáles son?’. El que trae la gorra así, el que está así, parado’. En cada reunión o a veces que platicábamos a solas, yo le decía: ‘Deténgalos, esa gente son amigos del Chayo y de La Tuta, son compadres, se están haciendo pasar por lo que no son. ‘Ya los voy a detener, ya los voy a detener’, y en vez de detenerlos se hizo bien amigo de ellos, no los quiso detener nunca.

“Podía haberlos detenido a todos juntos pero no lo quiso hacer, y por eso se complicó todo aquí en Michoacán con los grupos de autodefensas. Todos contaminados, todos se nos echaron encima a nosotros. Y nosotros a no dejarlos, a pelear. Y al final nunca quería reconocer lo que yo decía ante la prensa, casi casi me tachaba de loco. Una vez dijo Castillo que yo no sabía cómo estaban las cosas en Michoacán y yo le contesté: ‘Sé todo porque yo fui el que inició todo esto, estoy en el centro de todo, yo sé cómo está todo, yo no voy a mentir a la sociedad. Michoacán es un desmadre’. No se imaginan cómo se pusieron de enojados por esa palabra que yo usé.

“Duraron como dos meses sin hablarme, nadie del gobierno, por lo molestos que estaban. Yo seguí tire y tire al gobierno y a los delincuentes y a todo, hasta que me hablan y me dicen: ‘Sabes qué, vamos a platicarlo, aguántala, ya no nos tires tanto en la prensa y vamos a detener a esas personas’ y la chingada, ¿cuándo?

“Llegaron a ofrecerme que si quería un viaje a dónde yo quisiera, que a cualquier parte. ‘Dinos, te subimos a un avión y con todo y familia te llevamos, nosotros pagamos todos los días que quieras’. ‘Muy bien, yo les aviso’. Al día siguiente me hablan a las nueve de la noche: ‘Don Hipólito. Se va de vacaciones pero no vaya a la Ciudad de México’ y les dije: ‘Ya estoy acá, en la ciudad de México’. ‘Acuérdese que acaba de salir de la cárcel, a usted lo sacamos’. ‘¿Me está amenazando? No me vuelva a amenazar, porque si lo hace voy a decir todo lo que sé de ustedes a la prensa y eso a ustedes no les conviene’. ‘No, Don Hipólito mire, discúlpeme, no fue mi intención, mejor ya que venga platicamos. Por eso me han encerrado, porque no han podido ocultarme”.

-¿A partir de cuándo miembros del crimen organizado se incorporaron a las filas de los grupos de autodefensa?

-“Como a los cuatro meses de que tomamos las armas, ‘El Americano’ fue el primero que dejó entrar a los delincuentes como él. En Buenavista calumnió a varios de los lideres originales de ahí, limpios; ahí empezó el distanciamiento conmigo, empezó a andar con mucha gente con armas poderosas, con puro carro nuevo y yo le decía: ‘Oye, y esos carros y esas armas, ¿de dónde?’. ‘De unos amigos, de unos amigos’ y de ahí nunca lo saqué. Y después me di cuenta quiénes lo estaban patrocinando, y después ya estaban todos los de la delincuencia en la caravana con él. El gobierno estaba con ellos, el gobierno estaba de acuerdo con ellos, por eso nunca los pudo detener. Hasta la fecha no los ha detenido, después del ataque que tuvimos aquí, once muertos, y no los quiso detener”.

-¿Con usted hubo algún acercamiento por parte de algún líder templario?

-“Sí, una persona de aquí mismo de La Ruana que era muy amigo del Chayo vino a verme y me dijo: ‘Sabes qué, me mandó el Chayo; está loco, ¿a qué crees que me mandó? Pues te ha visto en la televisión y tiene ganas de conocerte, tiene ganas de saludarte de mano para platicar contigo y verte de frente y ver de frente a la persona que se atrevió sin dinero y con pura gente pobre a desafiarlo, dice que te lleve a dónde está él, que quiere platicar contigo. No quiere pelear contigo, solamente quiere conocerte’.

“Le dije, ‘si él está loco, yo no’. He oído hablar puras cosas malas de él. Que mete a personas a unHipolitoP2(5) cazo con aceite hirviendo, que los mete a un molino ‘Yo nunca voy a cometer el error de ir a dónde está él’. ‘Vamos, yo soy muy amigo de él. Yo estoy seguro que te va respetar. Él solamente me pidió que te convenciera que quiere hablar contigo, te quiere conocer’. Le dije: ‘No, no voy a ir’.

“Se fue, como a las dos semanas regresa y me dice: ‘Me mandó otra vez el Chayo. Dice que cuántos millones de pesos quieres. Que tu pongas la cantidad, yo voy, te traigo el dinero y te vas a tu casa y a tu trabajo y todos lo demás se van a ir porque ellos te siguen a ti y agarran valor contigo y entonces al retirarte tú, ellos se van a ir a sus trabajos y se termina esto’. Le dije: ‘Mira, yo esto no lo hice por dinero, aunque no tengo dinero. Yo no voy a traicionar toda esta gente que me ha seguido y que cree en mí. No voy a traicionar a la prensa que todos los días está aquí con nosotros. No voy a traicionar a las fuerzas armadas que nos han apoyado’, porque en ese tiempo sí nos estaban apoyando.

“Después manda la “Tuta” a uno de Apatzingán con teléfono con un video dirigido a mí, que ‘qué era lo que yo quería y ellos encantados’. Lo que yo quisiera. Me dio hasta risa en algo que me propuso, que si quería yo me pusiera a trabajar con ellos y me ponía de jefe de plaza y que me dejaba la plaza de La Ruana. ‘Pendejo, si ahorita La Ruana la tenemos nosotros. No pueden entrar ellos’.

“Está loco, fue lo que pensé. Entonces me dice: ‘yo sé que el jefe de tenencia de La Ruana, el Americano y otro están ya con el cártel de Jalisco. Sé que tú no te has aliado con ningún cártel, con ningún narcotraficante, por eso queremos que te unas con nosotros’. ‘Mira, dile a la Tuta que gracias y por lo que veo está bien informado respecto a esos tres que dice ya están con el cártel de Jalisco y que yo no. Está bien informado. Entonces, dile a la Tuta exactamente como yo te voy a decir, no me le cambies nada. Dile que yo no hice por dinero esto. Que si ya tiene información de aquellas personas que se están haciendo pasar por autodefensas y que están con el cártel de Jalisco, está bien, qué bueno que dice que yo no, está bien. Entonces yo lo único que le voy a pedir y se lo voy a pedir de favor, que mejor ponga sus ojos en esas tres personas que está nombrando, que ponga su vista y mente en esas tres personas y se arregle con ellos. Esa gente andaba con ellos, lo traicionaron a él. Que los busque a ellos pero que en La Ruana nos deje en paz. Y nunca lo volvimos a ver, nunca más.

“Pude haber hecho una casa de unos tres, cuatro pisos, comprar bienes y todo. Pero sinceramente eso no me mueve, yo me siento a gusto así como vivo. Sí quisiera ser rico, pero de otra forma. Yo vivía a gusto. Ahorita ya no. Ya tranquilo no porque tengo una pena que me lastima todos los días. Mi muchacho de treinta y dos años que lo único que me decía siempre era ‘sí apá, sí apá. ‘Hijo, ve allá’. ‘Sí apá’. ‘Hijo, ayúdame con el tractor’. ‘Sí apá’. ‘Hijo, hazme este trabajo’. “sí apá y sí apá’”.

Comienza a ser evidente que la voz le empieza a temblar y sus ojos a humedecer. -“No decía malas palabras, muy callado, mucho muy respetuoso con toda la gente, bien centrado. Lo centrado no lo sacó de mí, lo sacó de su mamá. No era busca pleitos, lo le gustaban los problemas. Aquí una vez llorando me dijo: “Apá no hagas esto”. Se llevaron dos grupos míos a la cárcel, el gobierno, quedamos débiles. “Apá te quedaste sin gente, retírate de esto, te van a matar”.

Una lágrima resbala por el rostro de Hipólito Mora. –“Me lo dijo ahí, parado, llorando. Lo abracé, lloramos los dos. Se quitó un rosario y me lo puso y me dijo: “Te van a matar y yo te quiero mucho” Y le dije: “Hijo, yo no soy de los que dan marcha atrás, yo esto lo hice porque me duele ver cómo están pisoteando a toda la gente y te pido que me disculpes por ser tu padre. Discúlpame por ser tu padre”.

Interrumpe la respuesta por unos segundos, comienza a llorar pero se repone para continuar narrándonos. – “Pero yo, pase lo que pase, no doy marcha atrás. Yo sigo en la lucha, con esa poquita gente que me queda. No le tengo miedo a nadie. Y si lo que quieren es matar a la gente, como lo que hicieron ese día que entraron, las ordenes que traían. Llegar al templo a esa hora y matar a toda la gente que hubiera adentro. Fueron las órdenes que traían del Chayo, gracias a que nosotros no los dejamos entrar, no los mataron. Pero era la orden que traían del Chayo. Matan a Hipólito y a su gente, llegan al templo y matan a todos de lizo, dar el escarmiento para que nadie más vuelva a levantarse en armas”.

El hijo de Hipólito Mora, Manuel Mora, fue asesinado junto con otras 10 personas en un enfrentamiento ocurrido en La Ruana en diciembre del 2014 entre miembros del grupo del Americano y gente de Hipólito Mora. Actualmente ambos líderes se encuentran en libertad tras un proceso penal realizado, donde ambos estuvieron detenidos.

“Le dije a mi hijo: Discúlpame por ser tu padre, voy a seguir adelante” Me dijo: “No papá, me siento orgulloso de que seas mi padre, siempre te he admirado” (Entra su nuera y su nieta a la casa, aprovecha la pausa para limpiar sus lágrimas) ¿Cómo creen que me siento sabiendo que  la
gente que quiero puede morir a mano de puro pinche delincuente y drogadicto? Esos son el Americano y su gente, son los que nos atacaron. Y fue cuando murió él (dice mientras se aferra al retrato de su hijo que sostiene en las manos). Lo he dicho en muchos lugares, si antes me atreví a tomar armas y luchar sin haber sido afectado directamente, ¿cómo creen que me siento ahora, que estoy lastimado, que estoy golpeado? Tengo motivos de sobra para gritar en la televisión, en cualquier medio de comunicación, gritarle al gobierno lo que es. Me vale madres.

“Me ha amenazado el gobierno muchas veces, me han metido a la cárcel dos veces, creo que están armando otra averiguación en mi contra, me quieren encerrar otra vez pero, tengo motivos muy fuertes para no callarme. Voy a seguirlos gritando, voy aHipolitoP2(4) seguir gritando. Tengo el orgullo, la certeza, el privilegio de decir que este grupo de nosotros es un grupo sano, limpio, que no he caído en la tentación. Muchos de los líderes engañaron a mucha gente, no nada más a mí, a muchos michoacanos, a todo México. Esos líderes estaban trabajando para el crimen organizado, eran falsos. Yo no pacto con delincuentes, yo no pacto con criminales yo creo que por eso les ha ido como les ha ido, por eso ya no se escuchan, por eso están como están algunos de ellos. Y yo, lo que le decía a mis muchachos: “Déjenlos que sigan haciéndole a los héroes, toda cae por su propio peso. Tarde o temprano la sociedad y el gobierno se van a dar cuenta” Y así fue. Ya saben quién es cada quién.

-¿Entre sus hombres alguna vez hubo alguno de estos «perdonados» o estuvo a favor de ellos?

-“No, nunca, todos son mis enemigos. Por eso el pueblo está dividido, porque aquí había muchos amigos de ellos y son enemigos de nosotros, de ellos, de nosotros, sus esposas, sus hijos, sus empleados, todos los que los ayudan en los narco laboratorios y todo, amigos de ellos, todos los que están divididos son enemigos de nosotros. Pero sin embargo, la mayoría de gente es honesta aquí, esa gente está  con nosotros y es la mayoría”.

En diversas entrevistas, diferentes líderes autodefensas hablaban acerca de los “perdonados” que presuntamente eran miembros del cartel de los caballeros templarios, pero debido a su baja posición en la jerarquía del cartel, se les daba la oportunidad de “comenzar de nuevo” y tomar las armas en apoyo de su comunidad en contra del crimen organizado. Muchos periodistas, investigadores y políticos, entre ellos Godoy Castro, afirmaban que estas actividades solo reflejaban como los grupos de autodefensa comenzaban a coludirse con miembros del crimen organizado.

-¿Por qué las autodefensas decidieron aliarse con el gobierno?

Hipólito Mora comienza a moverse en su asiento, disponiéndose a cambiar de posición, hace un pequeño gesto de dolor y continúa:

-“Porque no es fácil, no es fácil para un grupo de gente humilde pelarle al gobierno y pelearle al crimen organizado. Cuando salgo de la cárcel la primera vez va Alfredo Castillo y estuvo tres horas platicando a solas conmigo: ‘Hipólito, necesito que te metas a la fuerza rural’. ¿Por qué? Porque yo era la piedra en el zapato, él a fuerzas quería salir conmigo en la televisión, él quería salir conmigo en los medios, parado por un lado de mí. ‘Necesito que te metas a la fuerza rural’. Y le digo: ‘Mire, fíjese bien lo que le voy a contestar, yo no le voy a hablar con mentiras, a mí no me nace la idea de ser policía, pero sí me voy a meter, y no porque yo quiera ser policía, me voy a meter porque estoy bañado de enemigos por todos lados y ustedes ya me metieron a la cárcel injustamente y yo, de la única forma que puedo traer armas ahorita es con una pinche credencial de ustedes, si no, no me van a volver a meter y no me van a dejar salir’.

“Le digo: ‘Acepto entrar de fuerza rural pero el uniforme no me lo voy a poner. Acepto porque necesito las armas para defenderme de mis enemigos. Y también, siempre y cuando usted me prometa que me va a detenHipolitoP2(3)er a todos los pinche infiltrados. Ya está. Usted debe de pagar lo que le debo a los abogados que no tengo cómo pagarles y los debo a causa de usted. Usted me metió a la cárcel, usted lo paga’. ‘No hay problema, yo lo pago’. ‘Y quiero que me regresen la pistola que me quitaron cuando me detuvieron, tengo muchos años con ella’. Voltea y les dice: ‘La pistola, búsquenla’. Y como a los ocho días me la trajeron.  ‘Y quiero que me apoyen con una camioneta blindada, no regalada, que me la presten’. También me la trajeron a Apatzingán.

“Entre comillas, me alié con el gobierno por conveniencia para proteger a mi grupo y a mí. No porque yo esté de acuerdo con lo que hace el gobierno, yo no estoy de acuerdo con ellos, y está tan claro que me metieron a la cárcel. Alfredo Castillo nos mandó esas trecientas personas a que nos atacaran, dónde murieron once personas, entre ellas mi hijo. Porque no pudo controlarme, controló a todos los demás, pero a mí no.

-¿Por qué el gobierno decide apoyar a estos grupos de autodefensas pequeños?

 -“Por las maletas de dinero que recibían. Desgraciadamente es lo que mueve a casi todo el ser humano, el dinero y el poder. Entonces dijeron: ‘Aquí hay dinero, Don Hipólito da puras tristezas, comparando a los veinte, treinta pesos que había para comer y allá no, allá hay de todo’. Y allá sigue habiendo de todo y por eso también el gobierno se alió con ellos, y aquí como me dijo el Doctor Mireles una vez que me habló: ‘Hipólito, cuídate mucho, tú eres una piedra para el zapato del gobierno de delincuentes, cuídate, te van a asesinar’. Él ya sabía porque. Y sigo siendo la piedra en el zapato del gobierno”.

(La próxima semana, la tercera de cuatro entregas, de la entrevista a Hipólito Mora).

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