Tratado de libre comercio, ¿beneficio o perjuicio?

Por: Luis Manuel Jara Servín

Somos parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) desde el 4 de octubre de 1990. El tratado existía previamente, dos años antes, como una negociación entre Estados Unidos de América y Canadá. Se modificó entonces para que México pudiera formar parte.

Este tratado fue firmado por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, el presidente que dio a México una apariencia de progreso, paz y tranquilidad.

El tratado entró en vigencia el 1 de enero de 1994 planteando una eliminación total de aduanas entre los tres países, por lo menos por quince años, y destacó la eliminación de las restricciones de inversión entre los tres países.

Esta parte del acuerdo fue una de las claves por los cuales México no se pudo ver beneficiado. No había ninguna capacidad de inversión mexicana en ninguno de los otros dos países. A la fecha se ha modificado esto (no hasta un valor equivalente), al grado que el 39% de la inversión mexicana en el extranjero se hace en Estados Unidos.

Cabe resaltar, en este tratado a diferencia por ejemplo de la Unión Europea, no crea un conjunto de organismos gubernamentales. No hay ninguna organización particular a la unión de los tres países más que los que ya existían previamente, protección a derechos de autor y patentes, así como propiedad intelectual.

Mucho se dijo que esto ayudaría ampliamente la economía mexicana, lo cual no fue así. Aunque ciertamente México es un país mu

cho más dependiente de Estados Unidos de lo que es Canadá, el hecho de que el tratado obligue a que el dólar sea la moneda obligatoria de cambio, ha producido una limitación de aprovechamiento por parte del gobierno mexicano.

Esto ha provocado en México la obstaculización del alcance de un bienestar por la mayoría de la población. Muchos han mencionado a México como una “colonia” de Estados Unidos a partir de este tratado internacional.

Para dejar en claro lo que se pretendía, el TLCAN tiene los siguientes objetivos:

  • Eliminar obstáculos al comercio y facilitar la circulación trilateral de bienes y de servicios entre los territorios de las partes.
  • Promover condiciones de competencia leal en la zona de libre comercio.
  • Aumentar sustancialmente las actividades de inversión en los territorios de las Partes.
  • Proteger y hacer valer, de manera adecuada y efectiva, los derechos de propiedad intelectual en territorio de cada una de las partes.
  • Crear procedimientos eficaces para la aplicación y cumplimiento de este tratado, para su administración conjunta y para la solución de controversias.
  • Establecer lineamientos para la ulterior cooperación trilateral, regional y multilateral encaminada a ampliar y mejorar los beneficios de este tratado.

El paso de los años ha llevado a Estados Unidos a la producción masiva tanto de productos elaborados como productos primarios y de primera necesidad. Ha transformado las formas de producción y el tipo de producción con el que se sustenta. Un claro ejemplo de esto, es el maíz transgénico, vegetal que ha sido alterado para su fácil plantación. No es secreto de nadie que ha sido un golpe devastador en el campo mexicano y ha dejado sin empleo a mucha gente.

Ha bajado considerablemente los precios de los productos mexicanos implicando que la venta de nuestros productos a cualquier país de primer mundo sea completamente injusta, pues no vale el trabajo físico que se está haciendo, con el trabajo con el que se está comprando.

No sólo esto, el maíz ha sido pionero en la alimentación transgénica. Ahora en nuestro país podemos encontrar con comodidades derivadas de este tratado a empresas como Monsanto y muchas más. Esta libertad de inversión está expandiéndose a otros recursos naturales como el petróleo mexicano y una muy buena parte de las minas del país. El estado de Michoacán concedió más de la mitad de su territorio a empresas extranjeras para su libre explotación tan solo durante el periodo gubernamental de Felipe Calderón Hinojosa.

Esto impulsa también a que las empresas mexicanas no puedan progresar. No se cuenta con la tecnología suficiente para hacer competencia a empresas extranjeras haciendo obvio el motivo por el cual, las empresas nacionales, se están viendo sobrepasadas por las demás empresas. Cancela la capacidad de tener cualquier tipo de industria que no sea la industria técnica, impidiendo el desarrollo de ciencia y tecnología en el país.

Ayuda a la fuga de cerebros, que es uno de los más grandes problemas que tenemos en el país, e impulsa la migración a extremos peligrosos.

Este tratado no hace más que poner a disposición de otros países, nuestras tierras y nuestra gente con su capacidad laboral. Vivimos en un país en que no podemos permitir que alguien más nos lastime cuando no podemos defendernos de nosotros mismos siquiera.

 

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