Percusser o la histórica primera vibración

Por: Jhoseline Bruno Méndez

Percusser, es el nombre de un invento creado por el doctor Joseph Mortimer Granville en 1870, con el objeto de vibrar y vibrar y vibrar… y “curar” así una supuesta enfermedad que aquejaba a las mujeres, conocida en el siglo XIX como “histeria”. Lo que en ese momento se conoció como un aparato médico electromecánico, también conocido como “el martillo de Granville”, es uno de los juguetes sexuales más vendido a lo largo y ancho de nuestro erotizado mundo.

Aquí una entrevista imaginaria que preparó para Agencia Informativa Universitaria Cero:60 nuestra reportera Jhoseline Bruno, y que nos remite a la función cultural de los objetos.

¿Con que finalidad fue creado?

El doctor Mortimer me explicó que para calmar la enfermedad conocida como “Histeria Femenina”, debía masturbar manualmente a sus pacientes para liberarlas del estrés. Como terminaba muy cansado de cada sesión, ideó un aparato que supliera lo que tenía que hacer con las manos.

¿Fuiste el único dispositivo en ese tiempo?

No, claro que no, yo no hubiera podido hacer solo ese trabajo. El doctor Mortimer creó más dispositivos como yo, pero yo fui el primero y el que permaneció con él hasta su muerte.

¿Qué era “la histeria femenina”?

La histeria femenina no era más que el deseo sexual reprimido de las mujeres, los síntomas eran desfallecimientos, insomnio, retención de fluidos, pesadez abdominal, respiración entrecortada, fuertes dolores de cabeza, pérdida de apetito, pero como síntomas más evidentes era la irritabilidad y la tendencia a causar problemas… y créeme que no era nada agradable recibir a estas pacientes, parecían locas, pero claro, después de que yo “las atendía” se volvían corderitos del bien, tan tranquilas ellas, se marchaban con una gran sonrisa.

¿Cuándo fue que dejaste de ser utilizado o cuál fue la razón de tu jubilación?

Debo anticipar, que para mí es triste hablar de esto, porque ya no pude seguir haciéndolo y, como sabes, ahora sólo sirvo como objeto de museo. En 1902 una empresa llamada “Hamilton Beach”, comenzó a producir vibradores más pequeños que yo y con la llegada de la electricidad, las mujeres podían comprar uno y usarlo en la intimidad de su casa, por lo cual ya no me necesitaban a mí. Lo que sí puedo decirte es que el tiempo en el que impartí “el masaje pélvico”, fui muy feliz, porque nadie me molestaba ni me desprestigiaba por mi trabajo, más bien me amaban y elogiaban.

 Señor Percusser ¿Podría hablarnos de algún infortunio que han sufrido los vibradores a lo largo de su evolución?

¡Por supuesto! Me haces el dispositivo más feliz al dejar que te platique mis conocimientos sobre mis sucesores. Primero, debo reclamar que el maldito que desprestigió a los vibradores y nos dejó a la vista de todos como un artefacto morboso, fue un tal Sigmund Freud. Ya que al profundizar en el estudio de la mente, erradicó la histeria femenina como una enfermedad y por esta razón todo mundo comenzó a vernos como un artefacto de uso pervertido. Antes nos vendían en tiendas muy reconocidas, y después sólo nos podían obtener de manera muy secreta con algunos vendedores. Aun así, las mujeres comenzaban a comprarnos más, y a esto, súmale que algunos vibradores se hicieron famosos por aparecer en películas pornográficas, lo cual incrementó el desprestigio.

¿Qué le parece que en el presente se les conozca como “juguetes sexuales”?

En realidad no me parece nada agradable que a los vibradores que, como yo, fuimos creados como un instrumento médico para aliviar una enfermedad, nos encasillen en esas palabras. Pero a los demás vibradores no me parece mal, porque para eso existen, para hacer las relaciones intimas más creativas y divertidas. Me parece que los humanos deben ser libres de usar a los artefactos como les plazca, sin ser juzgados como pervertidos. Yo con lo único que no estoy de acuerdo es con la pornografía, no me gusta que denigren así a los vibradores y tampoco a los humanos.

¿Aparte del tamaño, qué diferencias encuentra en usted con los vibradores actuales, señor Percusser?

¡Muchísimas! Comenzando con el fin que nos crearon, tengo un amigo que es un vibrador para personas con discapacidades, y él, al igual que yo, tiene otro fin al que tienen los juguetes sexuales. Sus tres funciones consisten en ayudar a las personas a estimularse, ya que tienen limitaciones motrices en sus brazos, manos o piernas. También ayuda a estimular sexualmente a las personas que por razones médicas, tienen muy pocas probabilidades de encontrar pareja, o a algunos hombres que por accidentes quedaron paralizados. Hay vibradores que funcionan para recrear la relación sexual entre las parejas heterosexuales y homosexuales.

¿Y respecto a los materiales?

Hay de distintos como el látex o plásticos muy suaves. Yo estoy fabricado en madera y piedra, por lo cual me considero más rudo que los vibradores actuales, jaja, esas son algunas grandes diferencias.

Finalmente, Percusser me pidió concluir la charla con un mensaje para los seres humanos que tienen como compañero a un vibrador:

“Quiero que todos los vibradores y las personas sean libres, que no se sientan mal por tener una relación entre ellos, ya sea médica o placentera. No caigan en los estereotipos que crea la sociedad en la que viven, porque si lo hacen terminarán infelices y esto no es justo, no hay nada de malo. Ustedes vibradores, no son pistolas, ya que no matan a ningún ser humano, así que tampoco los humanos deben sentir pena ni miedo de ir a una sex-shop a comprar un vibrador. Apénense el día en que compren un arma para lastimar, sean felices y libres. Por último quiero decirles a mis colegas que no se olviden de mí, y mucho menos, de mi creador Joseph Mortimer Granville, ya que sin él, ni ustedes ni yo, existiríamos.

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