Calor en boca y frente de todos

Por: Alan Solchaga

Morelia, Michoacán. Son las dos de la tarde y después de una jornada completa de la escuela, me dirijo a tomar la combi que me lleva a casa. Una decisión un tanto agobiante, pero caminar no es ni un poco mejor y no por el ejercicio. Mis sospechas se reafirman al abrirse las puertas del transporte: la combi está llena y solo cabe una persona más parada. Ese soy yo. Tras entrar y tomar un incómodo lugar de pie, solo bastan unos momentos para sentir la incomodidad que, por hoy en día, aquejan a todos. Y si bien, el problema no es en sí el exceso de gente compartiendo un espacio reducido, o que sea hora pico o que las ventanas no dejen entrar mucho aire si lo es que durante la última semana la capital michoacana ha presentado una constante de temperatura de alrededor de 30 grados centígrados.

Informado por el titular de La Secretaría de Salud de Michoacán (SSM), Elías Ibarra Torres, a mediados de la primera semana de mayo del presente año, la ola de calor se presentaría durante las próximas dos semanas aproximadamente en Michoacán y sus estados aledaños y aquí, en la capital, ya se podía percibir perfectamente a lo largo del día.

Volviendo a mi situación, el calor terrible hace más sudorosas mis manos que ahora se aferran al barrote resbaloso y el olor a sudor que despedimos todos ahí apretados se hace aparente y difícil de ignorar. El sol brilla con intensidad, las nubes son escasas. En la combi o en una fila de una tienda de conveniencia minutos antes de estar aquí: “La fila está de la fregada, pero por lo menos aquí está fresquecito” mencionaba tranquilamente una señora que esperaba en la única caja abierta. O bien, unas horas antes en la escuela donde fácil se escuchaba más de una vez el “no manches, que calor hace” que obligaba a encender los ventiladores y aires acondicionados desde las primeras horas en la mañana y que me hizo pensarme dos veces si me llevaba una sudadera puesta.

En la tarde, después de mi sudorosa travesía en la combi, las puertas interiores de la casa deben estar abiertas por obligación; en la noche, las ventanas de mi habitación. Y si hay una contante brisa que vuele un tanto las cortinas, es el indicativo de una buena y fresca noche. Pero no todos tienen la misma suerte. La reciente ola de calor ya ha provocado daños a diversas personas alrededor de las zonas con incremento de temperatura donde las afectaciones van desde cultivos dañados o poco provechosos hasta muertes por deshidratación y exceso de calor corporal, como el caso de un hombre que murió por un golpe de calor en Huetamo, zona de Tierra Caliente de Michoacán donde las temperaturas oscilan hasta los 40 grados centígrados. Diez grados más que en la capital y sólo un par de grados menos de la temperatura máxima que puede soportar el cuerpo humano, que es de entre 42 y 45 grados.

Mientras tanto, los habitantes de estas zonas esperamos que pase este calor agobiante pero que, al final, tiene su razón de ser. ¿El pueblo tendrá el clima que merece? Si, en parte, gracias a las acciones humanas que interfieren con el curso natural del clima y que con la contaminación y el poco respeto al medio ambiente llegan a afectar las estaciones, haciendo que las lluvias y los golpes de calor sean un tanto impredecibles y poco medibles.

Sin embargo ¿será sólo culpa de los habitantes de cierta zona? No del todo. Cabe mencionar que la culpa reside tanto en las decisiones colectivas como de unos cuantos que controlan grandes sectores gubernamentales. Decisiones y acciones como las de los países responsables de generar los mayores niveles de gases efecto invernadero y que mantienen a este mundo dos grados por encima del punto normal, límite, de temperatura.

Decisiones como las de Donald Trump, mandatario de uno de los países más poderosos e influyentes de todos, que justo en estas fechas decidió retirar el apoyo millonario a las organizaciones que luchan contra el cambio climático o lo que afecta más, el calentamiento global. Calentamiento en el cual, el ya mencionado gobernante no cree al igual que mucho allegados e ignorantes de esta y muchas otras naciones.

Decisiones que, de ser tomadas con el dinero y el control de los recursos de por medio, harán del clima mucho más cambiante e incontrolable y donde, en está ocasión, encender nuestros ventiladores y abrir las ventanas no servirá de mucho.

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